Maternidad: De Mujer a Madre
Al ser preguntada sobre el impacto de la maternidad (Annick tiene cinco hijos), recuerda con ternura su primer embarazo, que fue el cemento de la pareja. Pero también evoca la soledad que sintió lejos de su isla natal, sin apoyo para guiarla en su embarazo, la lactancia o el cuidado de un bebé.
Su sentimiento de ser relegada al papel de madre, sin la mirada externa de su cónyuge que la confortara en su identidad de mujer.
"Ya no eres una mujer, eres una madre"
En cuanto a la confianza en sí misma, no era innata, sino que se construyó por necesidad: "Surgió por una especie de fuerza que me decía que tenía que salir adelante sola."
Tener hijos también se convirtió en una fuente de fortaleza mental y motivación.
El Detonante del Duelo y la Mirada de los Demás
Annick da importancia a su apariencia, especialmente en la elección de su ropa para ocasiones, pero es la mirada de los demás lo que ha experimentado una verdadera revolución.
El elemento desencadenante fue el fallecimiento de su padre. Frente al duelo, se hizo una pregunta esencial sobre sus canas, que se negaba a asumir: "¿Lo haces por ti o por los demás?" La respuesta, que señalaba la mirada externa, fue la señal de alto. Desde entonces, asume plenamente sus elecciones.
Hoy, para mantenerse fiel a sí misma, cualesquiera que sean las dificultades, Annick se apoya en un pilar espiritual: la oración.
Un Mensaje de Esperanza y Fuerza
Su mensaje a "la Annick más joven" sería un estímulo para ser "un poco más fuerte" desde el principio.
Recuerda a sus colegas, sorprendidos por su sonrisa constante a pesar de los problemas: "Me dije a mí misma, no quiero mostrar lo que no va bien, incluso con problemas, la vida es bella." Para ella, las dificultades son "superables", solo hay que "creerlo".
Su mensaje final a las mujeres que no se atreven es un llamado a la acción, ya que Annick está convencida de que todas tenemos fuerzas interiores bien arraigadas, pero a menudo bloqueadas.